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lunes, 3 de diciembre de 2012

 Estampa Seibana 
Francisco Chahín Casanova
Un Seibano de pura sepa
Por /  Danny Mercedes
Especial para Seiboaldia
El Seibo, Rep. Dom.- Francisco Casanova, el tenor universal, nació en esta ciudad histórica de Santa Cruz de El Seibo, el 13 de Octubre de 1957.  Su nombre verdadero es “Francisco Nicolás Chahín Casanova”, conocido artísticamente en el mundo como Cuarto Tenor “Francisco Casanova”, y para sus amigos seibanos cariñosamente “Chiquin”, hijo de los cantantes y músicos seibanos Alfredo Chahín y Barbarita Casanova, Chiquin  es el hermano menor de Sandra, Tamara y Pipo, los cuatro (4) hijos del matrimonio Chahín Casanova, a quienes los unió la música.

El mercado artístico internacional, en 1998, lo bautizó  como Francisco Casanova, quitándole el apellido Chahín, de su padre, porque para los norteamericanos era muy difícil de pronunciar y el Casanova, de su madre es más pegadizo.

Francisco Casanova comenzó sus estudios musicales a los siete (7) años en su pueblo natal Santa Cruz de El Seibo, con su madre Doña Bárbara Casanova y siguió con el Maestro Cuto Estévez, quien dirigió la banda de música de El Seibo por muchos años, sus estudios de canto los inició en el Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo, bajo la tutela de Don Rafael Sánchez Cestero.

Francisco Casanova es heredero de una sabia cultura musical, que eleva no solo su voz, sino el nombre de su pueblo natal El Seibo y toda la República Dominicana por ser un auténtico embajador de la excelencia de la música culta por todo el mundo, pues auditorios abarrotados le aplauden de pie, cautivados por el embrujo de su voz.


Desde 1991, Francisco es discípulo del renombrado tenor Italiano Pier Miranda, quien lo escuchó cantar por primera  vez en una transmisión por televisión del Concurso Internacional de Canto Francés Viñas de Barcelona, en 1990.

El 19 de enero de 2001, Casanova debutó en el Metropolitan Opera House, en el papel de Manrico, de la Época II TRabatore, este seibano ha ganado en tres (3) ocasiones el Premio Casandra, en la Categoría Artista Clásico destacado en el extranjero.

Este tenor debutó con gran éxito en el Camegie Hall de Nueva York en abril de 1999 y su papel contó con la aclamación tanto de la audiencia como del Director de la Orquesta de Opera de Queler y en la temporada de 1999-2000 hizo y repitió la hazaña con la Nueva Opera Israelí.

Sus contratos siguientes incluyeron un regreso al Camegie Hall durante la estación 2000-2001 donde habría de interpretar Amigo en la Baltaglia di Legnano de Vendi, también bajo la dirección magistral de Queler.

Como tenor de la Orquesta de la Opera a Casanova se le dió una prestigiosa aclamación en Nueva york, otros contratos de esa estación incluyeron el Requien con la sinfonía de Columbus, funciones de verdi del concierto de cavaradossi en tosca con la orquesta sinfónica de San Antonio y futuros contratos en la opera metropolitana incluyendo funciones de la reposición de Tosca y Nabucodonosor.

En el 1996 Luciano Pavarotti le eligió personalmente para que lo sustituyera en la Gala Pavarotti Plus, en marzo de ese año se alternó con el tenor italiano en el reparto de Tosca en el Metropolitan Neuyorquino, donde ya ha cantado algunos de sus mejores papeles.

Para Francisco Casanova, viajar por el mundo no le hace olvidar su niñez y su origen, sino valorar más lo aprendido, pues cuando tiene la oportunidad de hablar de su amor por su pueblo que lo  vio nacer, Santa Cruz de El Seibo, las buenas cosas que vivió en su niñez, como: Volar chichiguas en el barrio Buenos Aires, bañarse en los ríos Soco y Seibo, en las dos bocas y la piedra redonda, recordar a sus amigos el pelotero Cesarin Gerónimo, Luisito Chahín Tuna, Tony Rubirosa, Cristóbal Mercedes (Deguañangue), José Tavárez, Rafael Rodríguez (Bambana), Soraya Chahín, Jorgito Chahín, Carlos Alfredo Fatule, Sergio Sorrilla, entre otros.

Con nostalgia recuerda Chiquin cuando se levantaba temprano por la mañana, que en la casa de sus padres, donde él se criò había una terraza, cerca de la cocina, de donde se veían los campos y las praderas de la sección Las Cuchillas, El Cabao, también el rio Seibo y la confluencia “Las dos Bocas”, pero el recuerdo más bello según él (Francisco), que tiene de El Seibo son las madrugadas con sus padres (Alfredo y Baita) en la cocina, en la terraza mirando como el sol se levantaba por encima de la Cordillera Oriental por las lomas de las Cuchillas y El Cabao.

Según Casanova, él dice: “El Seibo es un pueblo que tiene demasiado encantos como son las corridas de toros, los atabales de Nino Solano, el mabí seibano, el dulce de leche de doña Tula, los dulcitos de arroz con piña de Lala Guzmán de Nolasco y sus personajes pintorescos, por eso El Seibo para mi es un encanto, donde disfruto y canto”.

Francisco Casanova, es y seguirá siendo “Una Estampa Seibana”.



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